Ponerte en el lugar del prisionero... o del pecador... para librarlo de su condena suena injusto. ¿Por qué voy a pagar yo la condena de otro? Maximilian Kolbe era un simple fraile que tomó el puesto de un prisionero que esperaba su ejecución en un campo de concentración Nazi. Con este acto de valentía, ayudó a salvar las almas de muchos pecadores... y se convirtió en Santo. ¿No te recuerda esa historia a la de Jesús que conmemoramos hoy, Viernes Santo? Sigue leyendo...