El blog post de hoy lo escribí llorando. Cada vez que recuerdo la historia de San Maximilian Kolbe, me entra un sentimiento tan grande de frustración y tristeza. Pero segundos más tarde, ese sentimiento se transforma en mucha paz. Porque algo siempre me recuerda que él murió como deseaba. Por el prójimo. Con la certeza de que había dejado su trabajo hecho, según la Virgen le había dicho de niño.
San Maximilian Kolbe
***
La tragedia del régimen de Hitler conmocionó al mundo entero, pero unos lo sienten más que otros. Obviamente para un puertorriqueño, al haber ocurrido tan lejos de nosotros, todos los sucesos que allí ocurrieron son difíciles de imaginar. Pero para un europeo, que vivió ese dolor tan de cerca, la forma de recordar todo lo que sucedió es diferente. BIEN diferente. Lo sé porque mi padrino de bodas es polaco. De Bydgoszcz, Polonia. Y su padre fue prisionero en los campos de concentración de Hitler.
El nombre del padre de mi padrino era Maximilian, justo como el Padre Kolbe. Y fueron ambos prisioneros en el mismo campo de concentración: Auschwitz. Pero el Maximilian, padre de mi padrino, logró escapar. De la manera más inimaginable que pueden pensar. Maximilian Kolbe eligió no hacerlo. Si me preguntas a mí, yo hubiera escapado sin pensarlo. Y apuesto a que tú también. Pero ves… todos tenemos una misión distinta. San Maximilian Kolbe entendió que su misión era quedarse y morir por refugiar judíos y salvar familias de la muerte. La misión de Maximilian, padre de mi padrino, era salir de ese infierno y crear una familia de valores, cuyo hijo pudiera aportar valor a la sociedad.
San Maximilian Kolbe tuvo una visión de la Virgen a los 10 años, en la cual ella le dio 2 coronas: una roja y una blanca. Ella le dejó claro que la blanca simbolizaba la castidad y la roja significaría el martirio. O sea, desde los 10 años el Santo sabía que sería un mártir. ¿Cogió miedo? No. Al contrario, el premio de la gloria divina era para él más importante que el sufrimiento terrenal. Y qué escenario histórico más dramático y fuerte para llevar a cabo su misión que el del régimen de Hitler.
Ahora entiendo por qué, al comprar el libro “Mein Kampf” de Hitler, mi padrino de bodas por poco muere de la indignación. “¿Dónde rayos conseguiste eso? ¿Por qué comprarías un libro de un hombre tan horrible? ¿Sabías que en Europa ese libro está prohibido?” Mi respuesta fue: “Bueno, yo solo quería leer el libro para entender qué cosas llevarían a Hitler a ser el monstruo que fue. Acá no está prohibido el libro y lo compré en una tienda.” Pero eso no bastó para calmarlo. “Siéntate, que te voy a contar una historia.” Jamás pensé que me contaría lo que me contó, porque como él mismo decía: “Luego de escapar de Auschwitz, no hubo un día en que mi papá no maldijera a Hitler. Ni uno. Lo maldijo hasta el momento de su muerte.” La historia que me contó fue la de los horrores que vivió su papá en Auschwitz. “Esto que te voy a contar, te lo voy a contar UNA SOLA VEZ. Cuando termines de escuchar todo, voy a dejar que me preguntes lo que desees. Ahora… luego de hoy, JAMÁS voy a volver a mencionar el tema. ¿Entendido?” Sí… para un europeo… especialmente para un polaco, este tema es así de fuerte.
Luego de que me contara todo, todo, todo… lloré por días. No le pregunté nada. No podía ni hablar. Eso fue en mis tiempos universitarios. NUNCA leí el libro “Mein Kampf”. Sé que pude haberlo leído para tratar de entender la mente de Hitler. Pero simplemente no pude. Si es de valientes escuchar las historias de los sobrevivientes de los campos de concentración… más valiente fue haber sido San Maximilian Kolbe en esos tiempos.
Hoy, día del patrono de los periodistas y de los prisioneros de cárcel y sus familias, te hago esta pregunta. ¿Eres valiente? ¿Te sientes valiente? ¿Amenazan tu fe y sientes la seguridad de que la puedes defender? Si San Maximilian Kolbe murió de la forma en que murió para salvar a las familias prisioneras de Auschwitz, lo menos que podemos hacer es ser valientes al demostrar nuestra fe en nuestro diario vivir.
El Papa Francisco Visita la Celda de San Maximilian Kolbe en Auschwitz
***
Este escrito es hecho de todo corazón en memoria de Maximilian Nowakowski, sobreviviente de Auschwitz, padre de mi padrino de bodas. Gracias, Señor Maximilian, por criar a un hijo con valores y propósito, que pasó a ser una de las figuras más reconocidas del mundo de las ciencias investigativas y la astrofísica… y que sobre todo, pasó a ser mi padrino.
***
Collar Medallero de San Maximilian Kolbe con su Visión de la Virgen y las 2 Coronas disponible en el siguiente enlace: