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Fanfarria, maestro… porque hoy te presento al Santo, al fraile y al sacerdote que probaron que la comunidad sorda SÍ podía aprender un lenguaje: San Francisco de Sales, Fray Pedro Ponce de León y Padre Juan Pablo Bonet.

Durante miles de años, la comunidad sorda sufría de mucho discrimen. La gente los marginaba porque se pensaba que el lenguaje sólo se podía aprender escuchando la palabra hablada. Incluso, pensadores como Aristóteles trataban con desprecio a los sordos con frases discriminatorias como: “Los hombres sordos son en todos los casos también tontos”. Qué irónico que algo así venga de alguien como Aristóteles, ¿no?

Pero en nuestra Iglesia SIEMPRE vamos más allá para ayudar al pobre, al enfermo y al marginado. NO somos de apuntar dedos, sino de dar la mano. Y la historia nos pone una vez más a la vanguardia del descubrimiento y la educación con el sacerdote pionero, Juan Pablo Bonet.

Padre Juan Pablo Bonet observaba con molestia los métodos tan bruscos que se usaban en su época para tratar de educar a los sordos, muchos sin éxito. Y pensó: debe haber una mejor manera. Así se propuso la misión de encontrar una solución.

Ya hacía un siglo atrás, Fray Pedro Ponce de León, un monje benedictino, había desarrollado un método para enseñar a los sordos a escribir… pero no a hablar.

Así que, luego de mucho estudio, el Padre Juan Pablo Bonet publica el libro: “Reducción de las Letras y Arte de enseñar a Hablar los Mudos”, el PRIMER tratado moderno de fonética y logopedia, en el que se proponía un método de enseñanza oral de los sordos mediante el uso de señas manuales.

Para la misma época, un Santo educaba y evangelizaba con el mismo amor. Este Santo era San Francisco de Sales. Un día recibió en su hogar a un hombre sordo llamado Martín. Y se propuso ayudarlo. Así que él también inventó un lenguaje de códigos y símbolos para educarlo y enseñarle la Palabra de Dios. Martín aprendió a comunicarse con tanta destreza, que hasta logró confesarse… ¡y lo hacía frecuentemente!

Martín estaba tan agradecido por haber recibido la gran herramienta de la COMUNICACIÓN gracias a San Francisco de Sales, que cuando el Santo falleció, Martín lo lloró amargamente y por poco muere de la pena. Para Martín, el Santo era como un papá. Imagínate, que en un mundo donde todos te desprecian, te encuentres a alguien que te muestre respeto, amor… ¡y que desarrolle todo un método de comunicación sin cobrarte ni un centavo para que puedas ser un hombre funcional en la sociedad! ¿Quién hace eso de gratis hoy día?

Es por esta hermosa hazaña de amor que hoy día, muchísimas instituciones educativas, escuelas y universidades para personas con necesidades especiales llevan el nombre de San Francisco de Sales. Y es por eso también que San Francisco de Sales se conoce como el Santo Patrono de la Comunidad Sorda y Sordomuda.

La frase de San Francisco de Sales que te comparto hoy responde a mi propia naturaleza como persona de ciencia. Como parte de la comunidad científica y a la vez de la comunidad de Fe, tenemos que entender que nuestra preparación científica la debemos usar para EDIFICAR, y no para creernos más que los demás. Que nuestros conocimientos en ciencias y tecnología los pongamos al servicio del mundo. Después de todo, ¡para eso estudiamos estas carreras!

En un mundo donde es común recurrir al discrimen y a la marginación, preguntémonos: “¿en qué lado estoy yo?”. Vivamos para NO ser un Aristóteles, sino ser un San Francisco de Sales… un Padre Juan Pablo Bonet… un Fray Pedro Ponce de León.

¡Bendiciones en el Día de San Francisco de Sales!

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