Mañana se celebra la Vigilia del Día de Todos los Santos. Y como se celebra el 31 de octubre, inevitablemente se convierte en tema de debate todos los años. Porque coincide con “Halloween”. Todos los años surge el debate, y nunca se ataca el tema de frente. Yo tengo… digamos que algo así como una propuesta… para convertir este día en uno de aprendizaje y crecimiento en la fe para los niños. En la sociedad actual, los niños pasan por mucha presión de grupo. Ellos ven que sus amiguitos se disfrazan, por ejemplo, de sus superhéroes favoritos. Y ellos quieren hacerlo también. Pues yo veo este día como una oportunidad para educar a nuestros niños sobre las historias de los Santos de la Iglesia Católica. ¿Cómo? Miren el ejemplo de estos lindos niños:
¿Qué ven aquí? Unos niños muy alegres con sus disfraces Cristianos. Disfraces hechos de manera muy respetuosa y siguiendo hasta los modelos auténticos de los ornamentos Católicos. A los niños les fascinan los superhéroes por sus acciones heroicas para salvar a la humanidad, y por sus poderes especiales. Esos elementos de fantasía y magia que elevan su imaginación. Pues fíjate qué cosa… los Santos tienen ESAS DOS COSAS… y en sus casos, NO SON FICCIÓN. Así que bien podríamos decir que los Santos son los superhéroes de Dios. Los superhéroes de la vida real. ¿Qué te parece si le enseñas eso a tus hijos? Mira qué cosas fantásticas hicieron nuestros Santos en nombre del Señor que les puedes contar:
Te aseguro que, cuando los niños comiencen a escuchar estas historias, se van a fascinar y van a querer imitarlos y hasta personificarlos con disfraces. Ahora, ¿debemos enfocarnos solamente en los “superpoderes” para educar sobre los Santos? ¡Claro que no! Tener una facultad sobrenatural NO es requisito para llegar a la Santidad. Pero ciertamente hay Santos que fueron bendecidos con unas facultades divinas que nos sirven de pie forzado para fomentar en los niños un interés en educarse en la fe. Enseñarles que esos dones o “superpoderes” vienen únicamente de Dios, va a levantar en ellos una conciencia sobre cómo Dios favorece a quienes lo siguen. Así fue que comenzaron Santa Teresa de Ávila y su hermano su acercamiento a Dios desde que eran niños.
Fuente: Churchpop
Una vez sembrada la semilla del interés, el próximo paso entonces es enseñarles que la Santidad no depende de tener algún “superpoder”, sino de emular a Jesús en sus acciones diarias y transmitir el amor de Dios a su comunidad. Enseñarles las oraciones con las que se comienza una comunicación con Cristo. Educarlos sobre la compañía de su Ángel Guardián. De ahí se puede partir en muchas direcciones. Pero siempre tomando en cuenta que días festivos como “Halloween” no van a desaparecer en un futuro cercano, y lo mejor que podemos hacer es convertirlos en una oportunidad divertida e interesante de educar a los niños en la fe. Y dejarles saber que la fiesta se llama la VIGILIA DE TODOS LOS SANTOS.